El capítulo Colombia de la Alianza por los Bosques Tropicales (TFA) publica un documento que muestra el panorama gris que enfrenta el país por la pérdida de bosques. Pero, al mismo tiempo, propone una solución: el compromiso de los empresarios a producir sosteniblemente sin afectar nuestros recursos biológicos, usando, por ejemplo, materias primas que no hayan implicado la destrucción de ecosistemas esenciales.
La deforestación es tal vez el principal problema ambiental de nuestros días. Por eso, uno de los retos más importantes que enfrenta el país es el de producir cada vez más alimentos y servicios que puedan copar la demanda de una población en constante crecimiento, sin que esto implique la destrucción de más áreas boscosas, así como frenar el acaparamiento de tierras, la construcción de infraestructura noplanificada, el avance de los cultivos ilícitos, laexpansión de la agricultura y la ganadería, actividades que son a su vez los principales
motores para que el territorio haya perdido, en 2019, 158 mil hectáreas repletas de vegetación, principalmente en la Amazonia.
Buscar soluciones a este dilema no siempre es fácil. Pero al menos, una de esas alternativas ha quedado planteada en el documento Cero deforestación en Colombia: ABC de las cadenas cero deforestación de palma, cacao,
carne y leche en Colombia, redactado en el marco de la Alianza por los Bosques Tropicales (Tropical Forest Alliance – TFA, por sus siglas en inglés) y cuya elaboración fue apoyada por Fondo Acción, El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), el Instituto Global de Crecimiento Verde (GGGI) y Proforest.
El texto plantea, como una salida posible a este grave deterioro de ecosistemas trascendentales, que las empresas se nieguen a utilizar materias primas cuya fabricación haya implicado daños al bosque.
Mucha madera ilegal Dice la publicación que en el 2019 el mundo perdió, cada seis segundos, el equivalente a
una cancha de fútbol repleta de bosque tropical primario. En 50 años se ha perdido el 20 por ciento del Amazonas, la selva más grande del mundo.
Y es por estas cifras que se llama a la acción de las empresas, que no pueden ser ajenas a lo que sucede con su entorno. Y se cita textualmente: “las firmas que no miden sus consecuencias ambientales se ponen en la
mira de los consumidores, que toman un papel cada vez más activo en la veeduría que se hace a las marcas. Por eso, para lograr un producto sostenible, todos los eslabones de la cadena de suministro, desde el campo donde fue cultivado hasta el producto final, deben sumar esfuerzos”.
Sostenibilidad que involucre al consumidor Y al estar sintonizados con esta última conclusión, organizaciones vinculadas con la producción de palma de aceite, cacao, carne y leche han firmado acuerdos voluntarios, oficializados desde hace tres años. Todas con un propósito común: proteger los bosques y motivar su restauración.
Específicamente, la cadena de aceite de palma propone, por ejemplo, medidas de responsabilidad social y ambiental corporativa, así como aumentar los 47 signatarios o entidades que la respaldan.
El sector cacao, al cual respaldan 21 organizaciones, está invitando a la producción de medios de vida sostenible, incorporando la diversificación de la producción para aumentar los rendimientos de los agricultores, mejorar sus medios de subsistencia y sus ingresos. Los 36 firmantesdel acuerdo para el sector de la carne bovina quieren consolidar el concepto de ‘carne cero deforestación’, incluyendo la trazabilidad de aquella producida sin afectar selvas y bosques. Y la cadena de valor láctea, finalmente, con 30 firmantes, propende por reducir su huella de carbono y su impacto en la transformación de los bosques y páramos.
Con todo esto, la idea entonces es que, a mediano plazo, cuando un cliente llegue a un supermercado, pueda encontrar un producto final marcado con un distintivo que le garantice que su producción no estuvo
asociada a la deforestación o a la destrucción de páramos. Tal vez esto no lo veremos de la noche a la mañana, pero lo reconfortante es saber que puede ser posible.*
