La expedición científica que le sigue la pista al cacao silvestre en Colombia

Entre 2018 y 2019, once investigadores se embarcaron en una travesía sin precedentes en Colombia con el objetivo de entender el micro-ecosistema del cacao en su estado silvestre.  Estudiaron no solo el árbol de cacao, sino el bosque a su alrededor, las especies de insectos, el suelo, los macroorganismos y las enfermedades asociadas a su hábitat.

La primera expedición partió hacia al Amazonas en julio de 2018. Los investigadores navegaron 1.000 kilómetros a lo largo de los ríos Caguán y Caquetá durante 22 días y pararon en cinco sitios diferentes para recoger muestras en paisajes diversos. Algo similar hicieron en marzo de 2019, esta vez cargando pesados morrales durante 15 días entre la húmeda y espesa selva del Chocó biogeográfico, más exactamente en la región de La Victoria. Los lugares para hacer el muestreo se eligieron en función de la accesibilidad (es decir, la proximidad a los ríos y las carreteras), el estado de los bosques y los consejos que brindaron las mismas comunidades locales.

De acuerdo con Carlos E. González-Orozco, doctor en geografía de plantas del King’s College London, se trata del “estudio más específico y avanzado que se ha hecho hasta el momento en la historia del país”. La expedición Cacao BIO —que hace parte del programa Colombia BIO y cuyo objetivo es estudiar áreas no exploradas, transformadas o de difícil acceso como consecuencia del conflicto armado interno— tiene el propósito de recoger y catalogar esa biodiversidad, hoy amenazada por la deforestación y el cambio climático.

Ramas de la especie silvestre de cacao Theobroma subincanum colectada por los investigadores en la región del bajo Caguán. Imagen: Mónica Páramo- Agrosavia.

Aunque hoy los principales productores de cacao en el mundo son Costa de Marfil, Ghana e Indonesia, los orígenes del cacao cultivado se sitúan en la cuenca amazónica. Hace unos 3 a 10 millones de años, con el surgimiento de las cordilleras de los Andes, el género Theobroma dio lugar al cacao que actualmente se cultiva y consume; un árbol con un tamaño promedio de 10 metros con flores pequeñas y rosadas, hojas largas que cambian de rojo a verde al madurar al igual que frutos tipo mazorca con una gran variedad de formas, colores, sabores y aromas. González define a la Amazonia colombiana como “la meca del cacao silvestre en el mundo” y, por supuesto, en esta historia el protagonismo de Colombia es innegable: se encuentran todas las 26 especies de cacao que existen a nivel global.

En Chocó, por su parte, no existe el Theobroma cacao, pero sí muchas especies de Theobroma y unas especies hermanas (del género Herrania) que lograron llegar hasta el Pacífico y crear condiciones evolutivas específicas y adaptaciones particulares a ese ambiente. Según los resultados sobre la distribución y diversidad del cacao silvestre en Colombia que arrojaron las dos expediciones, publicados en la revista Genetic Resources and Crop Evolution, en este departamento, que además es uno de los hotspot de biodiversidad del planeta, se encontró la mayor riqueza y endemismo de especies registrada hasta el momento.

Especie del género Herrania colectada durante la expedición Cacao BIO en el Amazonas. Imagen: Mónica Páramo- Agrosavia.

“Me sorprendió muchísimo porque estamos hablando de un récord. En un área de tan solo 10 kilómetros cuadrados encontramos entre 7 y 9 especies diferentes de cacao silvestre. ¡Este nivel de riqueza y endemismo es impresionante, y nunca había sido reportado en una misma localidad como ocurrió en Chocó!”, dice emocionado González-Orozco, miembro de la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria (Agrosavia). En términos prácticos podría decirse que “es un ecosistema que ha evolucionado demasiado en los últimos 3 millones de años y es como un jardín infantil, mientras que el Amazonas es un museo con información y piezas de valor con más de 10 millones de años de antigüedad”.  

Cambio climático y deforestación

Un chocolate caliente acompañado de pan fresco y queso derretido puede ser el desayuno de muchos colombianos cada mañana, ¿pero sabemos los distintos riesgos que afronta esta planta? Aunque casi todos los departamentos del país tienen presencia de cultivos de cacao, la producción y el área sembrada se concentran en Santander, Antioquia, Arauca, Huila y Tolima, de acuerdo con la Federación Nacional de Cacaoteros (Fedecacao). Cerca de 60.000 toneladas se producen anualmente.

Como ocurre con muchos otros cultivos, el aumento de la temperatura y de las lluvias del planeta podría convertirse en una amenaza para el cacao (al modificar las condiciones en las que habitualmente crece) y por eso los investigadores de Agrosavia le estén apuntando a una estrategia: recolectar y estudiar el material genético nativo para mejorar en el futuro la agricultura del cacao cultivado y hacerla más resistente a eventos climáticos extremos (como sequías o inundaciones) e, incluso, a la aparición de nuevas enfermedades y plagas. Si se logra ese mejoramiento sería posible desarrollar nuevas variedades de cacao domesticado que se adapten y respondan mejor a las variaciones climáticas.

Para Roxana Yockteng, PhD en biología evolutiva de plantas y quien también participó de Cacao BIO, “al conocer las condiciones ambientales, las interacciones con otros organismos (plantas, insectos y microorganismos) y las características fisiológicas y genéticas de una especie cultivable y de sus especies hermanas silvestres podemos ampliar la base genética y generar cultivos mejorados que puedan responder a estas condiciones cambiantes”.

Es ahí donde los refugios climáticos aparecen en escena. Los investigadores están identificando sitios donde las condiciones climáticas sean lo menos cambiantes posibles para los cacaos silvestres y así garantizarles unas áreas de resguardo o refugio que ayuden a su conservación.  ¿Por qué? Porque se estima que el 95 % de los entornos más adecuados para el cacao silvestre en Colombia se encuentran en zonas no protegidas.

Las áreas en verde muestran las zonas climáticamente optimas de los cacaos silvestres en las regiones del Amazonas (a) y el Pacífico (b) al igual que otras partes en Colombia. Crédito: Carlos E. González-Orozco.

Otro de los flagelos que asecha el hábitat de los cacaos silvestres es la deforestación. De acuerdo con el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), en 2019 Colombia perdió cerca de 159.000 hectáreas de bosque natural; el 62 % se concentró en la región amazónica.

“Desde que se firmó el Acuerdo de paz y los grupos guerrilleros abandonaron las tierras que controlaban la deforestación han aumentado drásticamente la tala de árboles y los incendios forestales, acabando con gran parte del hábitat natural del cacao silvestre. Esto también ha ocurrido debido al desplazamiento, el desempleo, el acaparamiento de tierras, los cultivos ilícitos, la ganadería y, en menor medida, la minería ilegal”, se lee en el estudio. Si la deforestación continúa al ritmo actual, las áreas de refugio para los sitios donde crece el cacao silvestre en las selvas del Amazonas en Colombia podrían reducirse a la mitad en tan solo 50 años, advierten.

0
Nos gustaría que nos dejaras tus comentariosx
()
x
Scroll to Top